
De lo que se vio en los primeros 85 minutos, apenas un par de líneas se podría escribir. Porque lo ofrecido por ambos equipos fue paupérrimo. Sin orden para atacar, lateralizando el juego y sin armadores, el partido apuntaba para que el cero sea el común denominador en el marcador.
De comienzo, un codazo del ayacuchano Tragodara sobre Araníbar fue motivo suficiente para que el juez Quipuzco lo expulse y deje a Inti Gas con diez hombres. Después, el réferi mandó también a las duchas antes de tiempo a Pereyra por reiteradas faltas, como anticipando que sus desaciertos posteriores desencadenarían la ira de los rojinegros.
El gol local llegó en un tiro libre ejecutado por Mario Velarde sobre los 42' del complemento, que desató la algarabía en todo Ayacucho, y la bronca en todo Arequipa. Porque tras celebraciones, Techera y compañía se avalanzaron sobre el árbitro y provocó que sus jugadores -Rodríguez y Gárate, en especial- se enfrasquen a golpes con los policías locales.
Calmada la tempestad, y con el reloj en la hora final (51'), Jean Ferrari se disfrazó de César Cueto, y como el Poeta de la Zurda, colocó un pase milimétrico a los pies de Ricky Pérez, quien deja en buena posición a Gerardo Gárate para que defina y revierta la bronca en felicidad para los suyos.
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